Los buscadores, por no decir directamente Google, siguen siendo la herramienta más popular en los procesos de investigación de los consumidores. Sin embargo este hábito está cambiando radicalmente. Ahora priman las recomendaciones o menciones desde las redes sociales como Twitter o Facebook. Lo que implica que ahora las empresas tengan que invertir más recursos en Social Media como parte de sus estrategias de marketing.
Los motores de búsqueda pretenden enfocase hacia estos signos sociales con el objetivo de mostrar los resultados más relevantes para los humanos y no por robots. De modo que serán las personas las que midan o digan que es o no es interesante, dejando en cierto modo el SEO obsoleto.
A partir de ahora será necesario algo más que simples vínculos, enlaces o backlinks para ganar notoriedad y visibilidad en los resultados de búsqueda. Vamos a necesitar la mayor cantidad de tweets, “Me gusta” y otros “votos” tipo +1 o acciones sociales para que los usuarios del buscador descubran que nuestra información, contenido o producto son realmente interesantes.
Si bien es cierto que es bastante sencillo insertar botones sociales en todas las páginas, es necesario entender qué motiva a los usuarios a que compartan dichos contenidos. Así pues, entre nuestros objetivos debe primar la calidad para conseguir que el contenido pueda ser considerado verdaderamente útil e informativo, relevante, inspirado e incluso divertido o sorprendente. Todo vale para destacar, desmarcarse, en definitiva, diferenciarse de la competencia entre la gran nube de información.
La calidad se postula todavía más como la clave principal para triunfar en Internet del siglo XXI. Entre todos podemos aumentar el valor de usar este canal, conseguir que Internet sea una fuente de información útil que además pueda servir como beneficio mutuo tanto para el comercio electrónico de las empresas como para los propios usuarios y consumidores.