Hay un material que está a punto de revolucionar la industria de la electrónica. Es el grafeno. Seguro que os suena Silicon Valley. Pues bien, si en su día el silicio fue el material clave en la fabricación de semiconductores, materiales fundamentales en la fabricación de chips (circuitos integrados) y otros elementos asociados a los aparatos de alta tecnología, ahora se está comenzando a valorar si el grafeno podría ser un material sustitutivo dado que presenta propiedades muy superiores y permitiría que la tecnología pudiera seguir evolucionando.
El grafeno es una sustancia formada por carbono puro, con átomos dispuestos en un patrón regular hexagonal similar al grafito, pero en una hoja de un átomo de espesor, es decir, es muy ligero.
A continuación cito las ocho propiedades más interesantes de este material desconocido por muchos pero que pronto se su demanda se podría disparar para ser utilizado en multitud de gadgets que están por llegar:
1. Es 100 veces más resistente que una lámina de acero del mismo espesor, por lo que es extremadamente duro y resistente a posibles roturas.
2. Es muy flexible, elástico y transparente.
3. Tiene altas propiedades de conductividad térmica y eléctrica.
4. Produce reacciones químicas con otras sustancias para generar compuestos de diferentes propiedades, lo cual lo dota de gran potencial de desarrollo.
5. Gran ligereza, como la fibra de carbono, pero más flexible.
6. Con las mismas aplicaciones que el silicio, consume menos electricidad.
7. Es capaz de generar electricidad al ser alcanzado por la luz.
8. Tiene un ratio superficie/volumen muy alto, lo que le otorga un buen futuro en el mercado de los supercondensadores.
Si todas las propiedades anteriores te han dejado impresionado, agárrate porque hay más: cuando una lámina de grafeno recibe algún daño como puede ser un fuerte golpe debido a una caída o impacto, lo que sucede es que quiebra su estructura produciendo un agujero que consigue atraer átomos de carbono situados en las proximidades para así reparar los huecos. En otras palabras, se autorepara sin hacer nada. Pura magia. Además, a modo de curiosidad, es posible utilizarlo para producir preservativos (buenas noticias para los alérgicos al látex) y en su forma oxida absorbe residuos radioactivos.
Este material conseguirá que los fabricantes de productos de electrónica de consumo puedan producir dispositivos más delgados, más ligeros, más rápidos y más baratos que los que utilizan silicio. Y además de todo ello, disfrutar de tres propiedades adicionales clave que bien seguro van a ser muy bien recibidas:
1. Mayor flexibilidad, algo que parece ser tendencia tanto en relojes como en pantallas de smartphone que se podrían curvar.
2. Mayor duración de la batería, es bien sabido que es uno de los factores más importantes a la hora de comprar y disfrutar de una aparato electrónico.
3. Resistente al agua, es decir, se podrán sumergir en el agua sin peligro a que se pueda oxidar y por ende seguir funcionando.
Hasta la fecha, la surcoreana Samsung es una de las empresas que más está investigando y experimentando con este material para lanzar al mercado pantallas flexibles, wearables y dispositivos de nueva generación. IBM también ha estado fabricando un chip basado en grafeno cuyos resultados son espectaculares: es 10.000 veces más rápido que los convencionales. Nokia y SanDisk también están detrás del grafeno para ser los primeros en aprovechar algunas de las múltiples propiedades que os he comentado. Otros usos de este material pueden ser auriculares o biosensores.
No se si veremos nacer un nuevo Graphene Valley, quién sabe si en Europa, pero lo que está claro es que cuando hay materiales que superan en propiedades a los existentes, implementarlos es solamente cuestión de tiempo, y como en otras ocasiones esto puede impulsar el motor del crecimiento y del avance tecnológico. Y aqui todos salimos ganando.