Son muchos los estudios que se están realizando sobre este tema porque es un fenómeno relativamente reciente. Pero los diversos informes publicados lo dicen bien claro: Facebook y Twitter son más adictivos que incluso wl alcohol, las drogas u otras sustancias. Los tiempos cambian y las adicciones también. Son muchas las personas que se pasan el día conectadas ya sea con su ordenador, teléfono móvil, tablet o portátil parar saber lo último de las actualizaciones de estado de Facebook de sus amigos o a lo que se comenta en Twitter.
En el momento en el que el uso de Internet interfiere en las actividades diarias de un modo significativo es cuando puede ser considerado patológico. Según un estudio de un grupo de psicólogos de la Universidad de Bergen (Noruega) existen dos grupos de jóvenes que corren el riesgo de sufrir adicción a Facebook y otras redes sociales: aquellos con baja autoestima y los que buscan emociones fuertes. Además, las mujeres jóvenes e inseguras son las más propensas a ser adictas a Facebook.
La línea que separa un hobby de una adicción es muy delgada. Una persona que se sienta fascinada por las redes sociales, donde invierte muchisimas horas al día con la posibilidad de aprender, fomentar la creatividad y comunicarse estaría dentro de las pautas que conlleva cualquier otra afición. Los problemas surgen en el punto en que se traspasa el uso de la tecnología y aparecen las consecuencias derivadas directamente de la actividad y eso sucede cuando esa afición interfiere en la vida cotidiana, es decir, se abandonan actividades deportivas, de ocio o sociales para estar pendiente de lo que sucede en las redes sociales.
Facebook es una plataforma muy adictiva, porque permite que los usuarios se desinhiban y cuenten cosas que no harían en persona, sobre todo pasa con los adolescentes, principalmente porque les ayuda a encontrar su propia satisfacción ante los demás e incluso ser admirados por los suyos.