Cuando somos jóvenes nos pensamos que el mundo gira a nuestro alrededor. Sin embargo, a medida que nos hacemos mayores nos damos cuenta que somos nosotros los que estamos girando sin rumbo en un mundo lleno de retos y dificultades. La vida no es un camino de rosas. Es algo que saben muy bien nuestros padres, mayores que nosotros y con más experiencia, por eso casi siempre tienen razón en lo que nos dicen. Con el tiempo nos damos cuenta de los grandes consejos que nos dieron.