Hay mucha pobreza en el mundo, por desgracia cada vez más. Ha llegado un punto en el que pienso que luchar por un mundo más justo es una batalla perdida. Aunque no nunca hay que perder la esperanza, o por lo menos eso dicen. No sabemos su nombre. Pero el niño que vemos en esta foto se está jugado cada día su vida. Lo vemos lanzado un monitor al suelo para poder extraer algunas piezas de metal que luego podrá vender al mejor postor. Son los residuos electrónicos que en el mundo occidental no queremos y los mandamos a África como si de un gigantesco basurero se tratara. Estos residuos para nosotros no valen nada, pero para ellos tienen un valor enorme. El chico recibirá una miseria por lo que consiga, pero lo suficiente como para comer y tener fuerzas al día siguiente de seguir buscando entre los escombros. Lo peor de la historia es que ese vertedero está situado en Agbogbloshie y es considerado altamente peligroso por la concentración de gases tóxicos. Él no lo sabe. El contraste entre el avance tecnológico, la miseria, la destrucción de las personas y el medio ambiente, han sido lo que han valido a esa foto para ser considerada la «Foto del año de Unicef». El autor es un joven alemán de 30 años llamado Kai Löffelbein. UNICEF es la agencia de Naciones Unidas que trabaja para que se cumplan los derechos de los niños a la supervivencia, la salud, la educación y la protección en todo el mundo. Y si, el niño luce la equipación del FC Barcelona con el emblema de UNICEF en su camiseta y eso demuestra una vez más que el Barça es más que un club.