Consejos para saber vender


La vida es un continuo proceso de compra-venta. Todos tenemos la necesidad de vender algo, ya sea un producto, servicio o a nosotros mismos cuando acudimos a una entrevista de trabajo o tenemos que seducir a otra persona. Podríamos decir que para ser un buen vendedor necesitamos cuatro cosas: carisma, facilidad de expresión, empatía y conocimiento del producto que se quiere vender.

Conocimiento del producto: es fundamental conocer completamente todas las características del producto o servicio que se está vendiendo. Es imprescindible para responder cualquier pregunta que nos puedan hacer. Por eso, el vendedor tiene que venderse a sí mismo, demostrar que tiene conociendo, potenciar sus fortalezas y disimular debilidades.

Diferenciar los diferente clientes: para ser un buen vendedor también se necesita dominar un poco la psicología de mercado, principalmente se trata de ser un gran observador para conocer los motivos o razones que el cliente ha tenido para interesarse por el producto o servicio.

Tener paciencia ilimitada: vender no es tarea fácil, primero debes diferenciar tu producto del resto de la competencia, ya que seguramente existen alternativas. La negociación se basa principalmente acordar un precio razonable a las características de un producto. Sin embargo, puede que no todos los compradores entiendan o sepan valorar correctamente un producto, el precio hay que justificarlo según las ventajas que puede aportar el producto a otra persona u organización, por lo que se requiere mucha paciencia.

Mantener el control: es vital que el vendedor no se ponga nervioso en los momento claves de la venta, mantener siempre la calma y el control, aun cuando el cliente se oponga o no esté bien informado. Siempre debemos mirar a los ojos y hablar con seguridad para tener un control de la situación.

Por último, una recomendación que puede parecer absurda pero es muy importante, intenta buscar a la persona que realmente toma las decisiones de compra. Ya que muchas veces estamos tratando de venderle un producto a una persona que no tiene el poder de comprarlo o el poder de decisión. El tiempo dedicado a la venta no habrá servido para nada.

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