Mucha gente no lo sabe pero te lo voy a contar. Hace 10 años trabajaba en unos grandes almacenes de informática en Barcelona, tenía un jefe, un horario que cumplir y siempre la misma rutina. Me había comprado mi primer coche para llegar más rápido a la Universidad que estaba a 25 kilómetros de mi casa, estaba por las mañanas y trabajaba por las tardes hasta la noche. Pero como no tenía suficiente dinero ahorrado tuve que financiar una parte de la compra y cada mes tenía que devolver dinero al banco. Me sentía atrapado y el salario era muy bajo (el mínimo legal) pero el buen el ambiente entre los compañeros y la motivación de ser mi primer empleo hizo que aguantará más de dos años y medio. Tras esa temporada dejé mi trabajo fijo para dedicarme al 100% a mi negocio online. Los blogs comenzaban a ser cada vez más populares y creé una red de blogs temáticos que a día de hoy todavía me genera ingresos.
Desde que trabajo para mi mismo soy mucho más feliz. Todo el esfuerzo y dedicación que pongo en mi trabajo se traduce en mayores ingresos para mi, no para otra persona. Cuando trabajas para una empresa, trabajar más duro normalmente no se traduce en un aumento de sueldo, en cambio si tienes tu propio negocio, trabajar hasta altas horas de la madrugada o incluso los fines de semana tiene su compensación económica. Si trabajo más tiempo y lo hago bien, suelo ganar más dinero.
Pero lo mejor de todo no es el dinero, sino la vida que me permite llevar siendo un nómada digital. Cada vez hay más trabajos que no requieren estar de forma presencial en un lugar, es decir se pueden realizar desde cualquier lugar. Muchas veces solamente se necesita un dispositivo con conexión a Internet. Todo lo demás es prescindible. Estos trabajos pueden ser: diseñadores, programadores, consultores, periodistas y educadores. Aunque seguramente hayan más trabajos que te permitan tener la libertad de viajar por el mundo y trabajar al mismo tiempo.
Es muy importante diferenciar nómadas digitales con mochileros. Los nómadas digitales no necesariamente son personas viajando con una mochila en su espalda, viajando a lugares de bajo presupuesto y pasando las noches en hostales baratos. Los nómadas digitales somos un grupo de personas que tenemos la posibilidad gracias a las nuevas tecnologías y las características del empleo en seguir trabajando, ganar dinero y crecer como profesionales, pero sin tener que estar en un lugar fijo. En pleno siglo XXI, viajar y trabajar son dos actividades compatibles.
Un nómada digital puede trabajar desde cualquier parte del mundo y aprovechar su tiempo libre para conocer otras culturas, costumbres, comidas y lugares. Ser nómada es un estilo de vida. Significa tener la oportunidad de ser dueño de tu tiempo, tener el poder de decidir las cosas más importantes en tu vida, no depender de otras personas y ser realmente libre.
Imagina que por fin puedes viajar por el mundo sin la necesidad de buscar trabajo en cada lugar porque ya tienes el tuyo que manejas por Internet, que si te apetece en cuestión de segundos puedes decidir comparte un billete de avión y visitar las mejores playas de Tailandia, conocer algún pueblo mágico de la India, recorrer a Sudamérica o vivir inolvidables experiencias por Asia. ¿Te apetece?
Otra de las enormes ventajas de ser nómada digital es que te puedes ahorrar mucho dinero si te ubicas en un lugar cuya moneda local es más barata que la tuya. Es decir, si por tu trabajo cobras en euros pero estás viviendo en Indonesia, como en Bali por ejemplo, el tipo de cambio con la rupia indonesia te permitirá gastar muy poco en comida, alojamiento y ocio. Es por eso que Asia es un destino tan apreciado por nómadas digitales, porque muchos países asiáticos tienen una moneda débil si la comparamos con el euro o el dólar americano.
Pero lo más importante que te quiero transmitir con este artículo es que convertirte en nómada digital no es algo tan complicado de conseguir. Para muchos es un sueño y en eso se queda. El gran error es no pasar a la acción. Medita si te gustaría llevar una vida de este tipo y planifica cómo puedes llegar a conseguirlo. Busca un trabajo que te permita esa movilidad y haz las maletas hacia cualquier país que te inspire. No hay que tener miedo a intentarlo porque lo peor que te pueda pasar es volver a casa con esa misma maleta con la que te fuiste pero llena de experiencias, recuerdos y aprendizaje. Además, con muchos más amigos.
Foto: Subiendo el Cerro San Cristóbal en Santiago de Chile el pasado mes de febrero.
Te darás cuenta rápidamente que no hay viajes que nos lleven lejos a menos que se recorra la misma distancia en nuestro mundo interno que en el exterior.