Antes de comenzar a generar capital social debemos entender el por qué las personas conectan en las redes sociales. Las relaciones personales mueven nuestras vidas, de modo que por naturaleza buscamos alianzas en nuestro entorno. Primero establecemos amistades, conectamos compartiendo conocimiento y luego desarrollamos una relación cada vez más estrecha con aquellas personas con las que tienen nuestros mismos intereses. La base de esta relación es el intercambio de información, pudiendo ser consejos o recomendaciones.
Partiendo de ese punto, la confianza es la base de la participación en redes sociales, de igual modo que lo es en la vida de las personas. Puede ser porque ya estemos conectados con personas que conocemos del mundo offline o porque hemos desarrollado nuevas relaciones online, ambas pueden ser igualmente válidas y gratificantes. Incluso cuando confiamos en las recomendaciones de personas que no conocemos, por ejemplo en un blog o foro de opiniones, estamos demostrando confianza en la opinión de otras personas similares a nosotros, que ya tuvieron experiencias sobre un tema en concreto y que me pueden aportar conocimiento.
Entonces para generar ese capital social debemos entender que lo primordial es la confianza, que se verá más o menos reforzada en función de las acciones que vayamos realizando a lo largo de nuestra vida. Al realizar acciones es cuando desarrollamos confianza, proyectando hacia los demás habilidades o seguridad. Nuestra forma de actuar en el presente hace que los que nos conocen desarrollen confianza en nosotros, es decir que crean que ante unas determinadas circunstancias nos vamos a comportar de la manera que ellos consideran adecuada. Simplemente confían en nosotros por nuestros actos pasados.
Son esos actos pasados los que marcan nuestra reputación, entendiéndose como tal la opinión que se tiene de algo. Mi reputación es la opinión que tienen los demás de mí, y en esa opinión entra en juego la fiabilidad que he conseguido generar por medio de mis actos o por las cosas que haya dicho o podido hacer en el pasado.
Cuando una persona no nos conoce, no tiene actos de referencia con los que establecer confianza, entonces entre en juego la reputación, es decir, la opinión que expresan sobre ti aquellas personas que sí han tenido ocasión de ver tus actos y como resultado tienen una opinión positiva o en su defecto negativa.
Los medios sociales lo que hacen es facilitar que las opiniones sean visibles y consigamos llegar a más personas que de otro modo sería imposible. Así pues, las redes sociales son la mejor forma de establecer relaciones, generar capital social basado en la confianza y mejorar tu reputación.
El capital social es el resultado de tu reputación. Lo ganas o lo pierdes en función de actos positivos o negativos, tu contribución a la comunidad y lo que la gente piensa de ti. De tal modo, para medir tu capital social deberás medir tus interacciones con comunidades e individuos. La moneda con la que se acumula este capital es la confianza. Cuanta más confianza generas, más y mejor reputación, más capital social. Sin confianza, las conexiones en comunidades online se pierden, y cualquier recomendación no será tenida en cuenta.
El capital social no se compra con dinero sino estableciendo vínculos de confianza con tus círculos de contactos. No importa si utilizas Facebook, Twitter, LinkedIn, Google+ o cualquier otra red social. La cuestión está en lo que hagas o dejes de hacer, no en donde estés. Siendo lo optimo acumular capital de diferentes redes, pero todas ellas van a requerir un esfuerzo de dedicación y trabajo. Conseguir una buena reputación no es sencillo, el que vale, tiene que demostrarlo.