Dios no te hubiera dado la capacidad de soñar sin darte también la posibilidad de convertir tus sueños en realidad. Es feliz el que soñando muere, desgraciado el que muere sin soñar. El auténtico soñador es el que sueña lo imposible. Lucha y trabaja por lo que quieres, seguro que te recompensará y te sentirás realizado por haberlo logrado. Conoce la historia de Kiwi, una ave que no podía lograr pero que tras mucho intentarlo lo consiguió.