El gobierno de centro-derecha de Portugal, encabezado por el primer ministro Luís Montenegro, ha presentado una ambiciosa propuesta destinada a convertir el país en un refugio fiscal para los jóvenes adultos. En un esfuerzo por detener la fuga de cerebros que ha afectado al país durante más de una década, el gobierno busca ofrecer exenciones fiscales significativas a aquellos que están comenzando sus carreras. Este plan, incluido en la propuesta presupuestaria para 2025, tiene como objetivo reducir las tasas de impuestos sobre la renta de los trabajadores jóvenes, con el primer año de empleo completamente libre de impuestos.
Esta iniciativa refleja la urgente necesidad de Portugal de frenar la continua emigración de jóvenes educados, quienes, en busca de mejores oportunidades laborales, han dejado el país en grandes cantidades, generando un grave desafío económico.
Una década de éxodo juvenil
Desde el año 2008, más de 360,000 jóvenes entre 15 y 35 años han emigrado de Portugal, representando dos tercios de todos los emigrantes durante ese período. La mayoría de ellos se marchan en busca de empleos mejor pagados en países europeos más ricos, lo que agrava aún más la situación económica del país, que ya enfrenta retos estructurales importantes.
El plan de Montenegro propone una reducción progresiva de los impuestos durante un periodo de diez años. En el primer año de empleo, los jóvenes trabajadores no pagarían impuestos sobre la renta. Entre el segundo y el cuarto año, estarían exentos del 75% de los impuestos correspondientes, seguidos de una exención del 50% en los años cinco a siete y del 25% en los años ocho a diez. Este esquema de reducción progresiva está diseñado para aliviar la carga financiera de los jóvenes en los primeros años de su carrera, cuando los ingresos suelen ser más bajos.
Montenegro subrayó en una declaración anterior la necesidad de «retener el talento» y de evitar que más jóvenes abandonen el país. En su discurso, enfatizó que el sistema fiscal propuesto busca adaptarse mejor a las generaciones jóvenes, que actualmente se enfrentan a altos impuestos, salarios relativamente bajos y crecientes costos de vivienda, factores clave que han impulsado la emigración de personas educadas.
Una propuesta controvertida en el parlamento
A pesar de las intenciones del gobierno, el futuro de este plan es incierto. El gobierno de Montenegro es una frágil minoría parlamentaria, y aunque presentará el presupuesto en los próximos días, no está claro si cuenta con los votos suficientes para asegurar su aprobación. La propuesta ya ha enfrentado oposición por parte del Partido Socialista, que ha expresado sus objeciones, particularmente en torno a los recortes de impuestos corporativos que acompañan a esta medida.
El gobierno socialista anterior también introdujo exenciones fiscales para los jóvenes, pero estas estaban limitadas a los graduados universitarios. En contraste, la propuesta de Montenegro está abierta a todos los individuos menores de 35 años, independientemente de su nivel educativo. Según el gobierno, este enfoque más amplio ofrece una solución «más equilibrada» y es el resultado de negociaciones con la oposición, que lograron reducir la duración del programa de 13 a 10 años.
Sin embargo, a pesar de estas concesiones, el apoyo del Partido Socialista no está garantizado. Analistas como Marina Costa Lobo, directora del Instituto de Ciencias Sociales de Lisboa, advierten que los socialistas podrían correr el riesgo de parecer «irresponsables» si se niegan a respaldar el presupuesto, especialmente en el volátil clima político actual.
Retos a largo plazo y riesgos económicos
Portugal ha sido históricamente un país de emigrantes, con aproximadamente una cuarta parte de su población viviendo en el extranjero, el porcentaje más alto de la Unión Europea. En los últimos años, la salida de jóvenes calificados ha sido reconocida como un desafío económico significativo. A pesar de las inversiones en educación, gran parte de los beneficios de estas inversiones han ido a parar a países europeos más ricos como Francia y Alemania, donde los graduados portugueses suelen buscar empleos mejor remunerados.
Gonçalo Matias, presidente de la Fundación Francisco Manuel dos Santos, destacó la paradoja en la que se encuentra Portugal. Aunque el país ha recibido fondos sustanciales de la Unión Europea, está perdiendo su fuerza laboral más cualificada en favor de naciones más prósperas. Matias describió la propuesta de exención fiscal como «sensata y equilibrada», pero subrayó la necesidad de reformas más amplias que aborden la asequibilidad de la vivienda y mejoren las oportunidades laborales.
No obstante, el plan ha suscitado escepticismo entre organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI). El FMI ha cuestionado la efectividad de los recortes de impuestos basados en la edad para frenar la emigración y ha advertido que el plan podría poner en peligro la estabilidad fiscal de Portugal. Según las proyecciones, el costo anual de las exenciones fiscales para los jóvenes ascendería a unos 650 millones de euros, lo que, según el FMI, podría dificultar los esfuerzos de Portugal para reducir su deuda pública mientras mantiene las inversiones públicas necesarias.
En Portugal, donde el salario anual promedio ronda los 20,000 euros, los trabajadores pagan una tasa de impuesto sobre la renta del 26%. Para aquellos que ganan entre 21,000 y 27,000 euros, la tasa aumenta al 32.75%. Las reducciones fiscales propuestas por el gobierno disminuirían significativamente la carga financiera de los trabajadores jóvenes en estos tramos de ingresos, facilitando su permanencia en el país.
Conclusión
El ambicioso plan fiscal del gobierno de Montenegro busca dar respuesta a un problema persistente que ha dejado al país con una fuga constante de talento joven. Aunque enfrenta numerosos desafíos, tanto en el parlamento como en la economía, el plan refleja un esfuerzo por construir un futuro donde las nuevas generaciones tengan más razones para quedarse en su país de origen, en lugar de buscar oportunidades en el extranjero. El tiempo dirá si esta medida será suficiente para detener la tendencia migratoria y revitalizar la economía juvenil de Portugal.