Desde hace muchos años, antes incluso de que se pusiera de moda, Tailandia era uno de los países que me apetecía visitar. Tras vivir durante casi un mes en su capital, Bangkok, puedo confirmar que Tailandia merece la pena por muchas razones: su patrimonio histórico, cultural y gastronómico junto a sus virginales islas y sus playas paradisiacas con aguas de color turquesa, lo convierten en uno de los paraísos más singulares del mundo. Para algunos, el lugar ideal para vivir.
Foto de Khao San Road por la mañana, por la noche está lleno de gente.
Se dice que a finales de los ochenta, las primeras oleadas de turistas empezaron a “invadir” el país robándole parte de su encanto y misticismo. Sin embargo, nadie consiguió arrebatarle su alma, ni borrar la sonrisa de los tailandeses. De hecho, Tailandia es considerado como el “país de la eterna sonrisa” gracias a la amabilidad, cortesía, hospitalidad y el carácter relajado de sus gentes.
Bangkok es una ciudad peculiar que puede gustar mucho o no gustar nada. A mí personalmente me encantó y es una de esas ciudades que hay que visitar al menos una vez en la vida. Sorprende especialmente por sus contrastes, su pasión por los masajes, calles con olores penetrantes, zonas muy caóticas y con mucho bullicio. La mezcla la tradición con la modernidad, majestuosos templos budistas, mercadillos donde comprar prácticamente cualquier cosa, enormes centros comerciales y rascacielos a pesar de su arquitectura algo desfasada. En definitiva, Bangkok es una ciudad que nunca duerme, una de las ciudades más dinámicas del mundo, donde siempre hay algo que hacer, no importa a qué hora del día.
1. Todo es muy barato
No nos vamos a engañar, el coste de la vida influye en el momento de decidir en qué país irse a vivir. En Tailandia los precios son un 40% más baratos de media que en países como España. Se puede comer en un puesto de la calle por 3 baht (menos de 1 euro al tipo de cambio actual), en un restaurante local por unos 125 baht (3 €) y en uno internacional a partir de 300 baht (7,50 €).
Los precios del alojamiento pueden variar mucho dependiendo de la zona, por ejemplo las zonas residenciales de Bangkok cerca del centro de la ciudad pueden ser algo caras, pero todo lo demás es muy económico. Además, está lleno de hostales y residencias en las que desde 5 euros se pueden encontrar habitaciones básicas. Si ya buscas un apartamento, los tienes desde 250 euros al mes bastante decentes. Y no todo es Bangkok, otro lugar muy interesante para vivir es Chiang Mai, la ciudad más grande y significativamente cultural del norte de Tailandia.
El transporte es también muy barato: un tren cama de 16 horas de Bangkok a Chiang Mai te puede salir por los 600 baht (15 €), los barcos a las islas están entre 100-400 baht (2,5-10 €), mientras que los transportes urbanos en grandes ciudades cuestan solo unos céntimos de euro. Además, siempre existe la posibilidad de coger el típico tuk-tuk, una especie de taxi pero menos seguro y sin aire acondicionado. Por cierto, los taxis también son muy baratos.
2. La comida tailandesa es deliciosa
Si has leído mi presentación sabrás que soy alérgico a bastantes cosas, entre ellas el aceite de cacahuete, pues bien Tailandia es tierra de cacahuetes, lo utilizan para todo por lo que no pude probar todas las recetas típicas para no correr riesgos, pero lo que sí pude comer me encantó. Por ejemplo, el Khao Phad es el arroz frito tailandés que contiene carne (pollo, cerdo, ternera, gambas, y camarones), huevo, cebollas, tomates y ajo frito todo bien mezclado. Exquisito. Por la calle lo venden por 25 baht.
Khao Phad, está muy bueno de verdad.
3. El destino ideal para explorar el sudeste asiático
Desde el aeropuerto Suvarnabhumi Airport de Bangkok salen vuelos directos a todas las grandes ciudades de Asia. Además, operan compañías de bajo coste con las que por ejemplo te puedes ir a Bali o a Hong Kong por menos de 120 euros (dependiendo de las fechas). Su situación geográfica y sus conexiones aéreas convierten a Tailandia en el mejor lugar para establecerse y desde allí explorar el sudeste asiático.
4. El país de los mercadillos y las compras
Uno de los grandes atractivos de Bangkok son sin duda sus mercadillos, algunos abiertos incluso de noche. Pero si realmente quieres alucinar no te puedes perder alguno de los centros comerciales más lujosos del mundo como el Siam Paragon. También el MBK es famoso por la cantidad productos falsos. Venden el iPhone como su fuera nuevo 200 euros. ¡Y funciona! Otro punto a favor es que en Tailandia te convertirás en un experto del regateo ya que en todas las tiendas puedes negociar los precios. Si estás en Bangkok durante el fin de semana, el Chatuchack es de visita obligada, el mercado al aire libre más grande del sudeste asiático. En definitiva, es un paraíso para las compras.
5. La activa vida nocturna
Si te gusta salir de fiesta y probar cosas nuevas Tailandia es para ti. Para muchos es considerado como el país con una vida nocturna más animada y también, por qué no decirlo, desenfadada. Bangkok cuenta con una brutal oferta de ocio nocturno con la que pocas ciudades en el mundo pueden competir. El mercado del sexo también es muy obvio en todas las zonas de fiesta.
Pero mención especial merece la conocida como Full Moon Party, la fiesta de la Luna Llena es la fiesta playera más famosa del mundo. Se celebra cada vez que hay luna llena en la isla de Koh Pha Ngan y llega a reunir cada mes entre más de 15.000 personas con ganas de pasárselo bien. Es la reina de entre todas las fiestas.
Barrio rojo de Bangkok, un lugar provocativo y con muchas luces de neón.
6. Islas y playas de ensueño
Yo soy de los que tiene que tener una playa siempre cerca y Tailandia ofrece verdaderas maravillas naturales. Quizás no sean el mejor lugar para vivir debido a que están llenas de turistas, pero desde Bangkok están a golpe de tiro. Por ejemplo, a Phuket se llega en 1 hora 25 minutos. Aunque si realmente quieres vivir en una de las islas siempre encontráis lugares más apartados y relajados.
Las mejores islas son: Ko Chang, Ko Kood, Surin Island, Ko Lanta, Ko Tarutao, Krabi, Ko Phangan. Pero hay muchas más, algunas muy pequeñitas y encantadoras. Lo bueno es que la mayoría cuentan con servicios turísticos, están bien conservadas y se puede acceder bien mediante barcos o pequeñas lanchas.
Por otro lado, la riqueza de sus fondos marinos hacen que el submarinismo sea una actividad muy común entre los turistas de las islas de Tailandia. Si eres de los que le gusta practicar esnórquel disfrutarás como un enano explorando sus aguas cristalinas llenas de peces.
Krabi, playas paradisiacas como las que salen en las postales pero de verdad.
7. Templos, masajes y parques naturales
Tailandia es un país con la mayoría de población budista y los templos son sus centros de veneración. Puede parecer una tontería pero tras un largo día haciendo turismo o trabajando no hay nada más agradecido que disfrutar de un buen masaje. El masaje tailandés es mundialmente conocido por dejarte la espalda como nueva. Duele, pero al día siguiente te levantas como nuevo. Por último, como buen amante de la naturaleza que soy, Tailandia es un país también plagado de bosques y parques donde estar rodeado de vegetación: Khao Yai, Khao Sok, Umphang y Doi Inthanon son solo algunos de los más recomendados.
Hay templos espectaculares repartidos por todo Bangkok.
¿Terminaré por irme a vivir una temporada a Tailandia? He encontrado algunos vuelos baratos por lo que es más que probable, motivos y buenas razones no me faltan, ganas tampoco 😉 Espero que os haya gustado este artículo. Termino con una frase de Bruce Lee con la que no puedo estar más de acuerdo. ¡Hasta la próxima!
La clave para la inmortalidad es principalmente vivir una vida que valga la pena recordar.