El futuro de la movilidad: coches sin conductor


Sergey Brin, uno de los fundadores de Google, ha confirmado durante una conferencia en California que la empresa famosa por su buscador de Internet fabricará sus propios coches sin conductor. Suena a futurista, pero lo tenemos muy cerca. Al parecer según ha explicado, el automóvil no tendrá volante, ni pedales, ni marchas. Por su diseño parecen una especie de capsulas (también conocidas como Pod) donde podrán viajar dos personas y alcanzarán una velocidad máxima de 40 km/h. Tendrán una autonomía de 160 kilómetros.

El vehículo llevará incorporados múltiples sensores que determinan su posición en un mapa de coordenadas, así como la proximidad de objetos y personas. Con esa información se desplazará de forma completamente automática, sin necesidad de que el usuario interactúe en ningún momento con el coche. El proyecto está tan avanzado que en Google ya tienen previsto fabricar 100 prototipos y preveen que en dos años estarán en las calles.

Estoy ansioso por ver cómo evolucionará el sector de la automoción ante estos cambios disruptivos, de si las infraestructuras van a estar preparadas para este nuevo concepto, de cuál va a ser la adaptación de esta tecnología por parte de los usuarios y lo más importante, hasta qué punto va a cambiar nuestras vidas. Yo lo tengo bastante claro, será una revolución casi tan grande como el invento de la rueda. Así me imagino la vida de cualquiera de nosotros dentro de 5 años:

Te despiertas a las 7.00h con unas ligeras vibraciones en tu muñeca tras activarse la alarma de tu reloj inteligente. Tu mujer ni se entera, puede seguir durmiendo una hora más. Enciendes tu smartphone, abres tu aplicación conectada con tu cocina y envías la orden de preparar un café, cuando llegas ya lo tienes listo y calentito. De nuevo abres el smartphone o directamente desde tu reloj solicitas transporte. En cinco minutos lo tienes delante de la puerta de casa. Acercas el teléfono, te abre la puerta, te saluda con tu nombre y te acomodas. No hace falta que le digas tu destino, porque ya sabe donde trabajas. El «pod» inicia la ruta, te informa del tiempo estimado de trayecto teniendo en cuenta las densidades de tráfico, toma el camino más corto y mientras tanto repasas toda la agenda del día en tu tablet conectada a Internet. A las 8.00h en punto te deja en el trabajo y el vehículo se marcha a realizar otro servicio.

No tienes más de qué preocuparte. Se acabó el tener que gastarte un dineral por un coche, buscar aparcamiento cada vez que vas a un sitio, estar pendiente de pasar por la gasolinera a llenar el depósito, negociar con la compañía de seguros, el mantenimiento del coche, el aceite, las ruedas, los atascos… Todo eso se acabó. Ni si quiera vas a tener que pagar en metálico tras cada trayecto, pues al final de mes tendrás un extracto bancario detallado donde podrás ver las distancias recorridas y horas de uso con total transparencia. En base a eso se te cargará la tarifa correspondiente. Más sencillo y más eficiente imposible.

Este es el futuro que veo delante de nosotros, un mundo todavía más conectado, ciudades inteligentes y sensores recogiendo cantidades ingentes de datos que son analizados al momento para dar respuestas óptimas a necesidades inmediatas. En definitiva, tecnologías y dispositivos eficientes al servicio del ciudadano y, por qué no decirlo, del medio ambiente.

Cuando ahora te subas a tu coche, coge el volante y disfruta de la conducción, de ser dueño de tus movimientos, porque es muy probable que estemos al final de una nueva era. Incluso empresas con modelos revolucionarios en este mismo sector como Uber van a quedar obsoletas. El transporte tal como lo conocemos, el modo en el que nos desplazamos de un lugar a otro, va a cambiar radicalmente para siempre en una clara apuesta por la eficiencia. ¿Te subes?

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