No me gusta la censura. Creo que a nadie le gusta. Bueno sí, a los gobiernos les encanta, de hecho forma parte de su estrategia para controlar a los ciudadanos. Si hay algo que se les escape de las manos o reduzca su poder, simplemente lo prohíben y problema solucionado. Pues no, esa actitud más propia de un sistema dictatorial no debería aceptarse. El caso de las Google Glass es similar en cuanto a prohibiciones y censuras, aunque con muchos matices.
El nuevo dispositivo de Google ya es uno de los gadgets más censurados de la historia, incluso meses antes de su lanzamiento al mercado previsto para el próximo año 2014. Por los detalles que se conocen, su tecnología brindará la posibilidad de tomar fotos, videos, realizar búsquedas, trabajar con realidad aumentada y usar infinidad de aplicaciones solamente usando la voz o pequeños movimientos de cabeza.
Pero a pesar del avance que supone, la polémica y el debate no han hecho más que comenzar. En Estados Unidos diversos bares y restaurantes ya las han prohibido para evitar violaciones de privacidad. Si otros siguen sus pasos, en breve muchos otros establecimientos, así como cines, museos o edificios públicos, prohibirán su uso y en los accesos se instalaran controles para asegurarse de que un usuario no activa la función de la cámara o audio.
El principal problema de las Google Glass es que cualquiera que las lleve puestas puede estar grabándote sin que te des cuenta, si bien aseguran que incorporará un LED que indique cuando la función de grabación está activada, la lucecita puede perfectamente pasar inadvertida. Conservar la privacidad personal va a ser una utopía dentro de muy poco, para muchos, una batalla ya perdida.
Sabemos que si alguien nos apunta con un móvil o una cámara seguramente nos esté haciendo una foto o grabando un video sobre lo que hacemos, lo puede hacer de escondidas, pero es más fácil detectarlo y pedirle que no lo haga. No ocurre lo mismo, sin embargo, con unas gafas que a priori vamos a llevar siempre puestas. ¿Quién dijo que las lentes de contacto estaban de moda?
La realidad aumentada también es algo que puede tener mucho sentido en el porno y dotar a la industria de una nueva dimensión. No obstante, esta vez ha sido Google quien ha censurado su uso para tales fines. Tras el lanzamiento de alguna que otra aplicación y videos con actores llevando las Glass en pleno acto, la compañía advirtió que no quería que se relacionase su último gran producto con la industria del sexo explícito. Otra puerta cerrada a cal y canto.
Pero las prohibiciones no terminan aquí. Ahora en las carreteras, al menos inglesas, hay un nuevo aviso: «Si usas Google Glass, no conduzcas». El departamento de transportes de Reino Unido ha querido legislar antes de que salgan a la venta las Google Glass, prohibiéndolas a todos los conductores. Al parecer, están convencidos que el uso de las gafas que la compañía de Mountain View está terminando de testear pueden traducirse en un aumento de accidentes ocasionados por las distracciones al volante. El conductor que infrinja esta norma será multado con 60 libras y perderá tres puntos en su carnet de conducir, lo mismo que si te cazan con el teléfono móvil en la oreja.
Otra cuestión no menos importante, dejando de lado temas de privacidad, es la seguridad. Las Google Glass no disponen de ningún sistema de autenticación y estoy seguro que no deben ser muy complicadas de hackear, de modo que una persona no autorizada conseguiría literalmente ver y escuchar lo mismo que tú en tiempo real. Casi como en las mejores películas de ciencia ficción.
Las Google Glass son sin duda un producto revolucionario, un cambio de concepto en la forma de comunicarnos y con innumerables aplicaciones en campos tan importantes como la medicina o la educación. Pero se trata de un dispositivo muy diferente al tipo de gadgets que estamos acostumbrados a llevar en nuestros bolsillos. La implantación real y adaptación está por ver. Gran parte del éxito dependerá de la cantidad y calidad de app nativas que se desarrollen, las cuales determinarán el nivel de uso del dispositivo.
Tengo mis dudas en que vaya a ser un producto de uso masivo como muchos apuntan, sinceramente no veo a todo el mundo por la calle con estas gafas puestas. Quizás terminen siendo un complemento, del mismo modo que las gafas de sol solamente se ponen cuando molesta el sol. Bueno quizás sea un mal ejemplo, hay quienes las llevan todo el día puestas. Veremos si sucede lo mismo con las Google Glass, estoy impaciente por saberlo y por probarlas.